Pecados ecológicos contra la Creación por Jovanny Kranwinkel

junio 1, 2023

“En el principio creó Dios los cielos y la Tierra” (Gen 1, 1), así inicia el texto bíblico recordándonos, a todos los creyentes, que toda la creación es obra de Dios. Después de haber creado todo “bien hecho” durante los primeros cinco días, Dios creó al hombre en el sexto día. Al abrir los ojos, el ser humano encontró la obra perfecta del Creador, puesta en sus manos como administrador y guarda de esa obra. 

Al pecar, el hombre fue marcado con el pecado original. Las consecuencias del pecado no solo han tenido incidencia en lo personal, sino también en lo social y en lo ambiental. 

El Señor antes de hacer al hombre hizo su entorno, su casa, todo con un balance adecuado. El hombre recibió la encomienda (Gen 2, 15) donde Dios le pidió que a la tierra la “sembrara y la cuidara”. 

El hombre no solo ha abusado del “sembrar” que es como se debe aprovechar para su sustento alimenticio, sino que ha dejado de “cuidarla”. Le ha fallado a estos dos mandatos que el Señor le ha dado. 

El Papa Francisco en su carta encíclica social ecológica “Laudato Si” nos habla de que el hombre vive hoy una “cultura del descarte”. El hombre descarta su entorno natural, descarta lo que él mismo inventa y hasta se descarta a sí mismo. 

“La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rom 8, 22).” (LS 2)  

El ser humano en búsqueda constante de su desarrollo; basado en el consumo de recursos naturales y su transformación, no siempre lo hace de manera ética y respetando los tiempos en el que la naturaleza se regenera y los pone de nuevo al servicio del planeta; sino que muchas veces consume recursos incluso “no-renovables” en períodos de tiempo muy cortos, sin tomar en cuenta lo que el Papa llama “justicia intergeneracional”, para que esos recursos estén disponibles para las siguientes generaciones. 

A estos daños graves contra la naturaleza fue san Juan Pablo II el primero en llamarles “pecados ecológicos”, viendo que esas acciones salían de una falta de “conciencia ecológica” que, aplicada en forma correcta, nos guía a no atentar contra los demás ni contra su entorno. Hacer un daño a la naturaleza tiene unas implicaciones en el deterioro de la vida de todas las especies y contra el propio ser humano.

El ser humano tiene en su mano la potestad de «cuidar» de esta «casa común» como le llama el Papa, para que podamos disfrutar de ella durante los pocos años que pasa una generación humana en ella, sabiendo que estamos de paso y que viene otra generación que la necesita para vivir.

 

PECADOS CONTRA LA TIERRA 

Dentro de los daños contra la tierra está la degradación del suelo a través de extracciones de minerales y de un mal manejo de agricultura alimentaria. 

Las implicaciones ante la contaminación que generan industrias de extracción de minerales necesarios para la creación de cemento de construcción y otros, la quema de combustibles fósiles como el petróleo, la deforestación para uso en la industria maderera, un mal manejo agrícola más la contaminación de los suelos con agroquímicos, cambio de espacios de biodiversidad por monocultivos, destruyendo así el balance natural que tenían originalmente; son algunos de esos pecados contra la tierra. Los pecados ecológicos contra la creación se manifiestan contra la tierra, el agua, el aire, el suelo y contra las especies que se encuentran en estos elementos.  

 

PECADOS CONTRA EL AGUA 

El agua es un elemento “esencial” para la vida. Además de que alrededor del 70% de nuestro cuerpo es agua, no existe ninguna especie en este planeta que sobreviva sin ella. Es el elemento natural que Dios ha dejado para transferir su Espíritu a través del Bautismo y que nos hace hijos de Dios. Hoy los atentados contra el agua son atroces. De toda el agua del planeta solo menos de un 3% es dulce y menos de un 2% es potable. El mal uso del agua ha llevado a la pérdida de las fuentes de agua dulce y potable por haber maltratado el proceso por el que la naturaleza hace llegar el agua hasta nosotros. 

La contaminación por basura y por tóxicos industriales son el principal daño. El uso desmedido o desmesurado y no igualitario del agua ha hecho que grandes poblaciones estén padeciendo necesidad y serias enfermedades por la contaminación. La vida de comodidad en base a altos consumos de agua es uno de los grandes pecados contra ella. 

La forma en que consumimos el agua, en distintos usos, la forma en que abrimos la llave para ducharnos, para cepillarnos y para el aseo personal o lavado de ropa generan un daño colectivo masivo que pocas veces es controlado por los gobiernos. El Papa Francisco nos alerta que posiblemente las próximas guerras en el planeta serán por el control del agua. 

 

PECADOS DE LA BASURA 

Este posiblemente sea el daño más grande que hacemos contra la naturaleza. El desarrollo actual genera desechos de todo tipo, los cuales no son aprovechados ni por el hombre ni por la naturaleza, envenenando la tierra y el agua, así como el aire. Las grandes montañas de basura en la actualidad, fruto de los desechos del ser humano, están generando daños ambientales cada vez más peligrosos para la propia salud humana. 

El mal manejo del plástico, sobre todo del que es de un solo uso, es la principal causa. El concepto de “desechable” y no reutilizable de las cosas hechas de plástico siguen generando un gran mal ambiental. No hay todavía una salida a cómo dejar de depender del plástico. El mundo tiene que ponerse de acuerdo para detener la forma en que lo usamos. Pero no se ve a corto plazo una salida a este “estilo de vida”. 

Es por eso por lo que el Papa Francisco nos alerta que si no cambiamos de “estilo de vida” no vamos a detener el deterioro que se está observando hace años, con la pérdida incluso de recursos que hemos extinguido. Actualmente necesitaríamos 7 planetas como este para cubrir el consumo de recursos de cada año, pero solo tenemos este planeta. Hoy se manifiestan estos daños en grandes cambios climáticos que alteran los espacios de vida. Grandes inundaciones y sequías, incendios forestales descontrolados, contaminaciones masivas de agua y de suelos, fenómenos naturales como terremotos y huracanes desproporcionados son algunas de las consecuencias de estos daños. 

El ser humano tiene en su mano la potestad de “cuidar” de esta “casa común” como le llama el Papa, para que podamos disfrutar de ella durante los pocos años que pasa una generación humana en ella, sabiendo que estamos de paso y que viene otra generación que la necesita para vivir. 

Analicemos, cada uno, nuestro estilo de vida procurando y trabajando para que este no sea un estilo que dañe y que altere los recursos como Dios los creó. Alabemos a Dios por tan maravillosa creación, única en este sistema solar, y seamos responsables administradores de ella como el Creador nos encomendó. Si advertimos el que cometemos pecados ecológicos contra ella busquemos una conversión ecológica y pidamos perdón a Dios por dañar su obra.  

 

– Jovanny Kranwinkel

 

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